lunes, 9 de julio de 2012

Los Mayúsculos

Para Ivana Cuando los mayúsculos vivían en las puertas, la gente sabía que los fantasmas habitaban en los bosques y nada los relacionaba, ahora que las costumbres han cambiado, los espejos han sido ideales, más cómodos para los mayúsculos. Fue durante la era industrial en que decidieron, en esa revuelta invisible, saltar de la madera al cristal y el aluminio. Los viejos días habían pasado, querían vivir mejor y lo lograron; cuando se refugiaban en la madera, a veces pasaban frío si corrían la suerte de colocarse en la puerta de entrada, eran azotados y vilipendiados si les tocaba vivir en la puerta trasera, los mayúsculos más tristes casi siempre eran los más pobres y vivían agolpados en mesitas de té o de postres. La era de los materiales sintéticos hizo muy difícil la vida en aquellos lugares; ya no había madera en las puertas, el plástico agreste y el metal tan sensible a las temperaturas, no les dejaba más que angustias y estrés; dolores de cabeza, fiebres, incomodidad, insomnio. Por eso en tu espejo vive el mayúsculo que te asustó anoche. No te voy a mentir y decirte que no debes de temerle, que es bueno; no, el mayúsculo quiere asustarte, lo sé por experiencia propia, el mayúsculo de mi espejo sí es mucho más grande que una rata y también come carne de animal. Sin embargo, dicen que las cosas se parecen a su dueño; si de verdad te preocupa entonces tendrá ese gesto de angustia que tanto te perturba, no lo veas y no le hagas caso, aunque grite; si te despierta, saca el espejo a la sala. Como sea, yo siempre estoy en el cuarto contiguo y si siento que el mayúsculo viene a asustarte, iré a vigilar tu sueño papá.

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