martes, 28 de septiembre de 2010

Magnus Opus

¡Mago magnético!
magnifica magras
imágenes amagadas
al magma del Armagedón


¡Mago!
magnale del Tetragrámaton
gramo a gramo
magistralmente
matrimoniando a Malkuth
desde Tiferet

VIIII (Bhakti Yoga)

Hace tanto que te conozco. Yo te profesaba
una devoción silenciosa. Y silenciosa
como eras no rompías el encanto.
No recuerdo ni siquiera tu risa.
Eso. No recuerdo ni un ruido.
No recuerdo más que tu imagen y mi devoción.

Hombre de pocas palabras. Hombre de
poca fe. No recuerdo tampoco
el haberte tenido cerca. Ni desnuda,
ni embutida en un suéter. Sólo
recuerdo mi devoción a tu desnudez
y a tu suéter.

No recuerdo nada. No hay cordura
en la memoria registrada.
Ni doy cuerda ni repito lo
acordado. De nada me acuerdo yo.
No tengo acuerdos con nada que
haya pasado. Lo sé ahora,
y por eso vale, mi devoción
no es un recuerdo.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Hermano Negro.

Ninguna venganza es válida para la Logia Blanca, pero el que juega en la obscuridad termina perdiéndose, es efecto natural. No soltaría mis perros a tu cara pero desde que te conocen quieren morderte los huesos. No es ésta amenaza, sé que en tu cabeza hay una piedra que no te deja ejercer como lo hacías justo ayer, yo no la puse ahí, es producto de la poca limpieza. Quiero que sepas que así como quieres verme te veo y que si algo quieres con mi persona sólo puede ser en tu servicio. Fin del comunicado. Amén, Seláh.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Walter Benjamin

Interrumpido en su canto, un ángel fue proyectado al mundo (a Malkuth) cuando se disponía a recitar dentro una rosa girante de mil y más pétalos, como todos los ángeles nuevos, que nacen sólo para empinar un himno hacia Dios. Aterrizó bólido, entre excusas científicas en Francfort, se partió su aura y su mensaje en notas, en sueños, dolores, de muelas, de pasión, infantiles, recordados, en cartas, en comidas, en aves, en mascotas, en propaganda, en caricatura. Las revelaciones del meteorito celestial, sus luces así esparcidas, no buscadas, sino encajadas como cristal roto y delgado las lucieron de sus manos a la tinta, a la boca, a los salones de clase, a los seminarios. Adorno, Horkheimer… Benjamin era el único que sabía. Él sabía, y supo su nombre después, en la malaria, el nombre del ángel y sus propios nombres, los ocultos, los judíos. Veía flujos brillantes manados de los ojos del mensajero, si tenía esos ojos vueltos hacia sus adentros fue porque estaba en él claro el futuro, era portador del espíritu profético. Freud y sus teorías, Marx y sus teorías; siempre fueron excusas, que ajustaban la revelación diurna a Francfort. El ángel nuevo, despojado de marcas, firma, espada o balanza le trajo la miseria de los científicos destinados al submundo, la de Marx y Freud, y lo empujaba a su pecho en un abrazo, a la asfixia dando nudos a su garganta, la cara tapada en agua con diluvios cada día, cada mes, cada que ama, cada que no ama, cada que el ángel en su queja le recuerda “he sido interrumpido”. Éste es el flujo –lo visible del flujo- que el ángel, cántaro contra cántaro hirviendo, dirigía. Aquí el ángel nuevo guiaba en bronce el río por el que el aliento animaría ese muñeco de barro, la dialéctica materialista, pintado con tiras y colores que los psicoanalistas conocen. ¡Oh, Rabí! –dijo el ángel- Han animado un enorme gólem-.

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A éste doctor –que en mi olvido lo vuelvo anónimo- se le atacó mucho durante ciertas conferencias donde no defendía que Walter Benjamin fuese el caso más acabado de la dialéctica hegeliana. No es el caso –decía- que esta triada, la de la tesis, antítesis y síntesis sea el proceso que Benjamín lleva implícito. Es más bien una espiral donde todo punto a través de la homogeneización llega a su centro.

Bereshit

En el principio Dios partió la realidad al concentrarse en un punto lejano a todo y dentro de todo. Cuando creó el Pardés, que es el Jardín del que emanan cuatro ríos. Puso ahí dos árboles, y entre ellos al hombre. Un hijo negro de Dios, anterior a la pareja de Adán y Eva colgaba del Árbol de la Sabiduría, que tenía conocimiento que no era divino. Eva curiosa le preguntó al Hijo Negro: “¿De dónde parte este conocimiento?”, éste le respondió “Conocimiento no hay, éstos frutos son sólo cráneos vacíos...” Y le dijo “¿quieres probarlos?” La serpiente advirtió a Eva de que éste era el enemigo, pero ella se acercó y tomó un fruto, en seguida el Hijo Negro la besó y así quedo preñada.

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En el principio Asmodeo vio que Israel aceptaría las alucinaciones. Así que dividió el mundo y se quedó con lo real, para dejar sólo huellas y recipientes vacíos. Pero de lo real caía un riachuelo que se disolvía en caramelo y en pasta amarga, hasta que sólo el vapor de unas gotas tocaba la ilusión que se encontraba hasta el punto último de la creación. Cuando creó a Eva de Adán debió de hacerles a ambos primero las costillas, pues tenían cabeza, hombros y brazos y sobre ellos caminaban. La pareja creada, después de ser partida en dos vivía en lo real. El día que fuesen expulsados de lo real Adán dijo a Eva, quien corría hacia el árbol, “Veo círculos por los que corren serpientes y rayos en aquél árbol”, Eva llegó a tomar lo que giraba entre los círculos y entre ellos vivía el reptil, con quien tuviese hijos Eva. Eva parió humanos con piernas y serpientes puesto que heredaron los pies de la lagartija que habitaba el Árbol, pero otros que parió perdieron sus piernas y ganaron astucia.

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En el principio todo era tinieblas, pero se recogieron hacia dentro de sí mismas y dejaron ver otra cosa más complicada, que era la luz. En esta luz apareció un elemento, que a su vez dio a luz a otro y de esto surgió otra situación que fue la relación. Luego muchas cosas surgieron en lo alto y en lo bajo, se distribuyó todo en una corriente con giros y zig-zags. Abajo está la luz, como arriba, pero la luz debe de regresar a la luz, ya que a ésta pertenece y de ésta se extendió.

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La nada precedió, llamada 0. El 1 se opuso y del uno emanó el 2. Estos crearon una triada, se dio el 3. Luego 7 le siguieron, los 3 primeros siendo reproducción de los 3 verdaderos primeros. Luego los 3 siguientes fueron la duplicación de los 3 primeros. Y abajo el número 10.

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Unos hombres viejos y armados dicen que Dios es una trinidad pero que también es la unidad. Y que Él creó todo y que estuvo antes que todo. De Él derivan siete, que son caballos armados con filos y truenos. Son los que expulsaran de la delicia y la bondad en la rosa del cielo. Los que, dicen, estamos abajo, somos hijos del pecado y que Cristo murió por la reproducción de este pecado en nosotros.

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Dios basó la creación en la división. Beth representante de esta mecánica influyó en todo lo material. La creación bajó con dobleces hacia abajo, ésta es la espada de Uriel, que al igual que el Kundalini se desenvuelve 3 ½ veces. Los expulsados, Adán y Eva, antes de aquella división eran hechos a imagen y semejanza de Dios, y tenían un solo nombre. Y partieron en dos sentidos. Sus hijos son hijos de caídos y de hombres partidos.

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Algunos psicólogos dicen que el principio un hijo mató al padre y que la maldición en el árbol genealógico está presente y vive en cada camada.

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Algunos filósofos dicen que los hombres dejaron de reconocer la voluntad de los Dioses y los oráculos que portaban voz de aquellos. Así el hombre abandonado a la división, es decir, a la identificación con sus subjetividades (¡que son muchas!) se abandonó. Perezosos ayudan a otros y les dan regalos inútiles, pero nunca se dan la mano ellos mismos.

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En el principio los Dioses y las Diosas crearon el cielo y la tierra, realizaron la creación de todo en espacios que reconocieron con siete fases. Cuando quisieron crear a la humanidad quisieron hacerlo a través de sus mensajeros más altos, pero éstos se negaron, así que fueron destruidos, luego fueron a otros más bajos, pero desdeñaron la tarea; fueron más abajo, pero éstos no creían en la utilidad de hombre; fueron con su voz más abajo y estos mensajeros caprichosos crearon al hombre con sus propios caprichos pero llevaban el soplo divino de muchas direcciones, de todas las direcciones. En aquellos caprichos hay distracción y en la distracción falta de atención, y donde no hay atención no hay amor, que es la verdadera fe, de la que Pablo hablaba a Pedro.

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En el principio Dios basándose en 22 elementos hizo el universo. Pero las combinaciones de los elementos sólo fueron reconocidos a través de Adán, quien arregló cada uno de los nombres de las cosas en el todo. Distraído Adán acerca de la obra –porque dejó de ver que la palabras son para la obra, pero que no son la obra- fue agachándose como animal, doblándose como árbol caído. “Piedad para los hombres” pensaron los guardianes y dejaron que Eva bajase por sus relámpagos como resbaladillas sin que se hiciese daño. Adán sufre y así también sus descendientes, que se entrenan poniendo atención a su sufrimiento, para poder caminar erectos.

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No sólo una vez ha sido creado el universo, ni sólo una vez disminuido y desaparecido. Pero no todo puede desaparecer.

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Fui primero de la fecundación de una piedra por el Padre, una fecundación accidental. En mi primera aparición fui hermafrodita, pero los Dioses me negaron mi virilidad y así pasé a un árbol. El fruto fue puesto en una mujer joven del sur. De ahí nació Jesús, que fue muerto por causa mía, pero rogué al Padre que lo reviviese y lo volvió un Dios.

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Comenzó Dios dando atribuciones al hombre desde el cuadrante del Aire, el que señala por dónde asoma el sol, al oriente. Y así como los peces respiran agua, el hombre respiraría Aire desde su animación. Antes sólo era polvo… y lo sigue siendo, el polvo es el destino de lo que no es el aliento; el aliento perdurará. Pero ¿qué es ese aliento? No sólo respiraría el hombre. En la materia se crearía el espacio y la materia se separaría y ya no habría unidad, Dios entró en todo como la nada e hizo el espacio. El espacio entre el hombre y la mujer, entre el núcleo del átomo y los electrones, entre el cielo, la tierra y los múltiples infiernitos personales. Infiernos donde unos se ve obligado a respirar Fuego, Agua o Tierra, pero no Aire.

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Los confabulatores nocturni, confeccionadores de este libro, saben por sus maestros que el centro de la tierra es fuego porque está siendo transformada en sol. La luz en un principio fue excluida de la infinitud. En ese punto se concentró el Pardés, donde habitaban todos los primeros seres, incluidos los hombres primigenios. Estos empujan el fuego y la luz hacia todos los puntos del universo, convirtiendo los planetas en estrellas; unos dicen que sea cada vez que comprenden, sea cada vez que Uriel con su espada torcida y azul los empuja al cielo (aunque ese empuje es sólo un vistazo). A los niños, les es explicada esta historia con el juego de la Oca, llena de las escaleras de Jacob y de las “serpientes del árbol”. Aunque, parece, se les dan aquellos signos invertidos en su significado.

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Para el séptimo día, Dios ya estaba tan divertido que rió sobre su última pieza, el hombre. De su aliento y saliva fue llenado el barro; no sólo animado.