viernes, 25 de marzo de 2016

Iniciación en el Eón del Niño. Cap 2.


INICIACIÓN EN EL EÓN DEL NIÑO
CAPÍTULO 2

No es la cruz de la muerte la que forma la participación mística. La experiencia iniciática central del Eón del Niño es NO CATASTRÓFICA. Pensemos en el cambio que tiene el Arcano XX en el Tarot:

Marsella
Toth
El Juicio
Escena del Apocalipsis (Revelación) y la resurrección de los muertos.
El Eón
La Estela de la Revelación, con Horus Niño dando su signo.


A primera vista el camino es de una evolución natural, del nacimiento y crecimiento del iniciado, pero esto es falso, puesto que implicaría muerte al final del curso.
El punto de partida del iniciado en el Nuevo Eón es el Reino de los Muertos: Osiris, quien es Señor de los Muertos es punto de partida, es el no iniciado el que está muerto, enterrado en la “Vieja y Gris Tierra” de los Quliphot. El objetivo del iniciado entonces es partir de esta muerte que los no iniciados llaman vida y volver al vientre de la Madre.



Es una figura recurrente en la cultura pop actual la del ZOMBI. Los Muertos Caminantes. Quienes tienen alguna especie de vida pero están muertos para todo fin superior. Tienen Zoé, es decir, la energía locomotora de la vida, pero no Bios, su capas psicológica, sociales, legales, de dignidad, voluntad, amor. En la novela Dune, de Frank Herbert, el protagonista se enfrenta a una prueba iniciática, la del Gom Jabbar, que es un veneno que mata “sólo animales”, es decir, seres con poca evolución espiritual. Gurdjieff les llamaría de “dos cerebros”. Seres con miedo y reacción, seres que no pueden “poner atención”. En Cuarto Camino, existe la idea de que hay personas “dormidas” para la vida, están tan entumidas en su sueño que no perciben la realidad, sino que reaccionan sólo a sus precondiciones erróneas. Así, no es suficiente escuchar el llamado a la Gran Obra, si los iniciados quieren hacer el trabajo para ella primero deben de hacer a un lado la losa de la tumba.


¿Cómo? ¿Con qué energía se integra el iniciado a la vida? “Mi falo es el falo de Asar” dice la Proclamación del Perfeccionado. Pensemos en las partes en las que divide el Tarot al ser humano: Oros, Copas, Espadas, Bastos y Arcanos Mayores. Estos son además los poderes de la Esfinge: Scire, Velle, Audere, Tacere -querer, osar, poder, callar- y hay un quinto poder, que es IR. Este poder es desconocido para el no inciado, al que Crowley se refería como “estrella negra”, es alguien que no ha transformado sus características terrenas en otras superiores, no ha incluído el Sh en YHVH -dando como resultado YHShVH-, haciendo pronunciable lo impronunciable. Ahora, volvamos a la primera figura propuesta: Osiris es muerto y destazado y no es encontrado su falo, así que Isis lo sustituye por un báculo mágico, se transforma el objeto natural por otro elaborado en un acto creativo generador, que da como resultado la concepción de Horus. Falo, en griego, da el mismo valor en gematria que Pirámide. El primero es el cuerpo natural del aspirante, el segundo una construcción geométrica, su cuerpo espiritual.


Esta fuerza transformativa y generativa es Sh, la flama del pentagramatón, el eje de la Pirámide, el quinto elemento, es Hadit.