INICIACIÓN EN EL EÓN DEL NIÑO
CAPÍTULO 2
No
es la cruz de la muerte la que forma la participación mística. La
experiencia iniciática central del Eón del Niño es NO
CATASTRÓFICA. Pensemos en el cambio que tiene el Arcano XX en el
Tarot:
Marsella
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Toth
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El Juicio
Escena del Apocalipsis (Revelación) y la
resurrección de los muertos.
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El Eón
La Estela de la Revelación, con Horus Niño
dando su signo.
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A
primera vista el camino es de una evolución natural, del nacimiento
y crecimiento del iniciado, pero esto es falso, puesto que implicaría
muerte al final del curso.
El
punto de partida del iniciado en el Nuevo Eón es el Reino de los
Muertos: Osiris, quien es Señor de los Muertos es punto de partida,
es el no iniciado el que está muerto, enterrado en la “Vieja y
Gris Tierra” de los Quliphot. El objetivo del iniciado entonces es
partir de esta muerte que los no iniciados llaman vida y volver al
vientre de la Madre.
Es
una figura recurrente en la cultura pop actual la del ZOMBI. Los
Muertos Caminantes. Quienes tienen alguna especie de vida pero están
muertos para todo fin superior. Tienen Zoé, es decir, la energía
locomotora de la vida, pero no Bios, su capas psicológica, sociales,
legales, de dignidad, voluntad, amor. En la novela Dune, de Frank
Herbert, el protagonista se enfrenta a una prueba iniciática, la del
Gom Jabbar, que es un veneno que mata “sólo animales”, es decir,
seres con poca evolución espiritual. Gurdjieff les llamaría de “dos
cerebros”. Seres con miedo y reacción, seres que no pueden “poner
atención”. En Cuarto Camino, existe la idea de que hay personas
“dormidas” para la vida, están tan entumidas en su sueño que no
perciben la realidad, sino que reaccionan sólo a sus precondiciones
erróneas. Así, no es suficiente escuchar el llamado a la Gran Obra,
si los iniciados quieren hacer el trabajo para ella primero deben de
hacer a un lado la losa de la tumba.
¿Cómo?
¿Con qué energía se integra el iniciado a la vida? “Mi falo es
el falo de Asar” dice la Proclamación del Perfeccionado. Pensemos
en las partes en las que divide el Tarot al ser humano: Oros, Copas,
Espadas, Bastos y Arcanos Mayores. Estos son además los poderes de
la Esfinge: Scire, Velle, Audere, Tacere -querer, osar, poder,
callar- y hay un quinto poder, que es IR. Este poder es desconocido
para el no inciado, al que Crowley se refería como “estrella
negra”, es alguien que no ha transformado sus características
terrenas en otras superiores, no ha incluído el Sh en YHVH -dando
como resultado YHShVH-, haciendo pronunciable lo impronunciable.
Ahora, volvamos a la primera figura propuesta: Osiris es muerto y
destazado y no es encontrado su falo, así que Isis lo sustituye por
un báculo mágico, se transforma el objeto natural por otro
elaborado en un acto creativo generador, que da como resultado la
concepción de Horus. Falo, en griego, da el mismo valor en gematria
que Pirámide. El primero es el cuerpo natural del aspirante, el
segundo una construcción geométrica, su cuerpo espiritual.
Esta
fuerza transformativa y generativa es Sh, la flama del pentagramatón,
el eje de la Pirámide, el quinto elemento, es Hadit.